Para volver a la realización de documentales después de su popular película de fantasía Oraciones por el botín (“Noche de fuego”), Tatiana Huezo estableció una serie de criterios a seguir.
“No quería incluir entrevistas, narraciones o comentarios de audio”, dijo a Variety. Como resultado, el estreno mundial de “The Echo” (“El Eco”) en la Berlinale a veces se siente como un cuento de hadas.
“Después de ‘Prayer…’ sentí la necesidad de volver al lenguaje del documental, pero más importante aún, de encontrar lo extraordinario en lo ordinario, en los más pequeños detalles de la vida cotidiana”, comenta su tráiler en exclusiva en Variety.
La búsqueda del docu tomó alrededor de cuatro años. El cineasta mexicano salvadoreño encontró el icónico pueblo de El Eco en el estado de Puebla, a cuatro horas en auto desde la Ciudad de México. Después de visitar varias escuelas rurales, se fijó en el pueblo, fascinada por su nombre y más aún después de visitar y conocer su pequeña y unida comunidad. Junto al director de fotografía habitual Ernesto Pardo, su compañero de vida, rodaron durante 18 meses, permaneciendo dos o tres semanas en cada visita durante las distintas temporadas.
Al igual que en “Oración por el botín”, “Echo” se centra en los niños que viven en el campo. En “Echo”, los niños ayudan a cuidar las ovejas, la cosecha y los ancianos desde una edad temprana. Huezo señala que el aire frío y seco de la montaña y la intensa luz del sol han provocado que su piel se seque prematuramente y sus primeras responsabilidades les hacen envejecer muy rápido.
En una escuela rural, que consta de una clase de 4 a 11 años, también se les capacita para que se enseñen unos a otros, bajo la supervisión de un maestro adulto. “Nadie me pudo decir realmente por qué el pueblo se llamaba El Eco. Cuando pregunté si en algún lugar se podía escuchar un eco, algunos me dijeron, como compartiendo un secreto prohibido: “A veces las piedras nos hablan…, llevadas por el viento Nuestras voces son de los cerros, por eso te dicen Huezo recuerda lo que dices.
Además de ser el título del docu, “eco” es una metáfora que se refiere a la forma de vida en esta remota comunidad rural con su profundo conocimiento ancestral y su lengua que se desvanece.
Además, “esta historia habla del eco que los padres dejan en sus hijos, de esa voz que se aferra al alma durante los años de formación y permanece para siempre. Los niños aprenden a entender la muerte, la enfermedad y el amor con cada acción, palabra y silencio de sus padres”, dijo Huezo.
“Siempre me ha fascinado la infancia. Es una época de intensos descubrimientos cuando creemos en todo… en el amor y la amistad; puedes abrazar un árbol y sentir un profundo consuelo en ese abrazo”, señala, y agrega: “Yo perder ese estado de pureza e inocencia, que por desgracia es fugaz”.
Huezo también quiere llamar la atención sobre las profundas desigualdades en las zonas rurales de México, donde perder una sola cosecha significa perder ingresos. Más sequías, provocadas por el cambio climático, han afectado sus vidas a un ritmo más frecuente, y las migraciones forzadas han llevado a otra consecuencia desafortunada. Agregó que no existe un seguro privado o gubernamental que los proteja de estos desastres naturales. Su forma de vida también se ve amenazada por la tala ilegal.
Huezo y Pardo, junto con la diseñadora de sonido Lena Esquenazi y el editor de sonido Martin de Torcy, crearon lo que Huezo siente que es su trabajo visual y auditivamente más impactante hasta la fecha. Música original de dos de los compositores más destacados de América Latina, Leonardo Hipblom y Jacopo Liebermann, quienes trabajaron en las películas “Tempestad” y “Oraciones por los robados” respectivamente.
Ahora está trabajando en su segundo largometraje, pero los detalles aún se mantienen en secreto. Todo lo que puede revelar es que está en medio de su búsqueda y esta vez tiene una personalidad adolescente.
“Echo” es una producción de Radiola Films, fundada por Huezo, Pardo y Lena Esquenazi. El coproductor The Match Factory maneja las ventas internacionales.